¿QUÉ ES LA INTELIGENCIA?

la capacidad que tiene un pequeño para tener éxito en el terreno escolar, inmediatamente se cataloga de “muy inteligente” al niño que siempre saca dieces, que recibe los diplomas y medallas de su escuela y que aparece en los cuadros de honor. No obstante, se ha observado que en muchas ocasiones este prototipo de alumno no logra manejarse con éxito en otros aspectos de la vida. Esto se debe a que la inteligencia es mucho más que la capacidad de aprender de memoria datos y evocarlos por medios escritos y orales.

En término de las teorías más modernas de la inteligencia, ésta se define como un proceso dinámico que abarca una gran variedad de fenómenos, todos ellos encaminados a la adaptación. Cuando se da una nueva situación el organismo sufre un conjunto de cambios que le permiten acoplarse a ella de la mejor manera posible. Esto implica que la inteligencia implica un alto grado de flexibilidad. Entre más “modificable” sea un pequeño, tendrá un mayor grado de inteligencia.

Otro de los mitos que se ha sostenido durante muchos años, es que la inteligencia es algo medible que se puede cuantificar a través del famoso cociente intelectual. Este es un número que se otorga a la persona después de haber sido sometida a una serie de pruebas específicas. De tal forma que cuando se dice que una persona tiene un CI de 120, se considera que nació con un alto grado de inteligencia y va a irse a la tumba teniendo el mismo alto grado de inteligencia.

Las teorías más avanzadas sobre el conocimiento, como la teoría de la modificabilidad estructural cognoscitiva creada por el Dr. Reuven Feuerstein han puesto de manifiesto que esto no es así, la inteligencia humana es susceptible de cambiar tanto positiva como negativamente. No se trata de algo estático e inamovible, incluso un niño con desventajas genéticas o biológicas puede modificar su inteligencia si vive en un ambiente enriquecedor y si recibe de algún otro ser humano una experiencia de aprendizaje adecuada. Esta visión es completamente esperanzadora.

De ahí la enorme importancia de crear para nuestros pequeños ambientes tanto escolares como familiares que les permitan desarrollarse, pensar, ser críticos y poder obtener significado de las experiencias que viven día con día.