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PUNTUALIDAD… PARTE DE LA EDUCACIÓN

A las 8:00 am toca la campana.

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Todos los niños corren a formarse pues pronto comenzarán las clases. Entre risas y pláticas alegres todos suben a los salones y sacan sus libros y cuadernos para revisar la tarea. La maestra anota la fecha en el pizarrón… en eso tocan la puerta. ¡Es Oscar! Dicen todos a coro. Efectivamente, aparece un niño bañado en sudor y visiblemente agitado tras haber atravesado todo el patio corriendo. Esto sucede tantas veces que sus compañeros saben de antemano la trillada historia: “Es que había mucho tráfico” y se ríen cuando la escuchan una vez más. Pero para Oscar, un pequeño de nueve años, la situación no tiene nada de gracioso, porque además lo mismo le ocurre cuando se trata de alguna fiesta, reunión o clase extraescolar. Sin importar lo que puede pasar, siembre llega retrasado y lo que más coraje le da es que él hace todo lo posible por estar listo a tiempo.

Esta situación sucede muy a menudo. No es raro encontrar personas que siempre llegan tarde a todos lados. Normalmente se oyen frases como: “Es mejor que lo cites cuarenta minutos antes, aun así, no llegará a la hora indicada”.

La puntualidad es parte de la educación y como la mayoría de los aspectos que la conforman, es algo que se aprende a través de los modelos de comportamiento de los padres. Es una muestra de respeto hacia el tiempo de los demás y es importante para poder llevar una vida más organizada y tranquila.

Hay muchos niños que, como Oscar, padecen la impuntualidad de sus padres y tienen que enfrentar situaciones incómodas como tener que dar una serie de explicaciones que nadie cree, o comenzar a adaptarse a un lugar cuando el resto de los niños ya lo han hecho.  Esto es algo difícil para los pequeños. La mayoría siente un poco de miedo ante la necesidad de acostumbrase a ambientes nuevos y personas desconocidas.  Llegar a una fiesta cuando todos terminaron de comer y se encuentran partiendo el pastel puede resultar muy incómodo, especialmente cuando todos voltean y saludan con un “¡Buenas noches!”. Aunque un adulto piense que esto es algo exagerado, la falta de puntualidad puede provocar sentimientos de inseguridad y baja auto estima en un niño.

No hay que olvidar que, si deseamos tener hijos educados, los padres debemos ser el modelo para seguir. Después de todo no es tan difícil tratar de organizar las cosas con tiempo. Seguramente la vida será más sencilla, nuestros niños no tendrán que correr el maratón para evitar que les cierren la puerta de la escuela y, sobre todo, nunca harán esperar a los demás.

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