Además de referirse a aspectos climatológicos y geográficos, ha tenido desde los primeros tiempos un significado muy profundo para los seres humanos. Desde las primeras civilizaciones, una vez que el hombre se percató de que existía un ciclo en la naturaleza, la primavera ha sido venerada y esperada con una gran alegría. Es ella la que marca el final del largo y difícil invierno, la que trae consigo el despertar a la vida después de un gran letargo y la que representa la esperanza por excelencia.
La primavera marca el comienzo de un ciclo de renovación para la naturaleza y para nosotros mismo. Por un lado, el clima frío y los vientos helados desaparecen para dar paso a un ambiente cálido y soleado. Por otro, una serie de especies tanto animales, como vegetales, despiertan nuevamente a la vida tras haber guardado un largo reposo.
Lo que resulta más interesante de todo, es que en el ser humano también se registran ciertas variaciones. En países como el nuestro, en que los cambios de estación son muy sutiles, es mucho más difícil darse cuenta de las modificaciones que ocurren en la conducta humana. No obstante, en los lugares en donde cada estación del año es más evidente, las diferencias conductuales son notorias.
Según algunos psicólogos interesados en el tema, este fenómeno está relacionado con el llamado “reloj biológico” propio de toda especie. Este parece marcar con bastante exactitud momentos específicos como la transición entre el día y la noche, los horarios habituales de descanso, alimentación, sueño, y por supuesto, las distintas épocas que hay dentro de un ciclo. Este reloj es imprescindible para la supervivencia de muchos animales.
En el caso de los seres humanos, el incremento de luz solar que hace que los días sean más prolongados y luminosos, produce un estado de ánimo positivo en la mayoría de las personas; he hecho, las estadísticas muestran que durante esta temporada disminuyen los incidentes agresivos. Además, hay un aumento en la capacidad para trabajar y realizar actividades productivas, debido a que es mucho más sencillo desplegar energía.
En fin, se trata de una época que, incluso biológicamente, nos invita a estar llenos de buenos deseos y pensar positivamente.
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