Lic. Maru Bergés Licenciada en Neurolingüística y Psicopedagogía
Me alegro de formar parte de este espacio en PERIÓDICO APOYO, que seguramente para muchos ya es de gran ayuda tener la oportunidad de leerlo. Siempre es muy útil el hecho de estar en contacto con información importante que nos ayude a educar a nuestros hijos de una forma asertiva, y esa es mi intención en esta reflexión. Si bien en la educación que ofrecemos como padres, siempre existirá “el amor”, “la buena intención” y las ganas de hacer “lo correcto”; en ocasiones no resulta como queremos, ya sea por la carga de “nuestra historia”, que incluye la forma de educación que recibimos de nuestros padres, o porque “no estaba en un buen momento”.
Lo cierto es que existen un sin fin de cosas que influyen en nuestras reacciones, para justificar el trato que en ocasiones les damos a los niños. Y de eso precisamente quiero escribirles hoy, de lo importante que es el contacto con tu hijo desde el primer momento que lo tienes en tus brazos. Y hablo de contacto físico y de relación, que son tan importantes para que vaya construyendo su AUTOESTIMA, es decir, que crezca con un autoconcepto fortalecido y sano. Claro que también cuenta, ese primer acercamiento, ese primer contacto que tuviste con él, cuando te enteraste de que venía en camino, y que desde ese momento forma parte de ti y tú de él.
A continuación, te comparto algunas observaciones para resguardar la autoestima de tu hijo: tomando en cuenta lo dicho anteriormente, para una educación asertiva, es necesario auto observarse, es decir, ser conscientes todo el tiempo posible y observar y tener muy claras las necesidades de tu hijo, desde su personalidad, porque no todos los hijos tienen las mismas necesidades.
Hay que tratarlos con amor, hablarles siempre con respeto, con cariño y amablemente; y esto se verá reflejado en cualquier circunstancia, ya que los niños en algún momento de su vida repiten todo lo que aprenden en casa, esto queda grabado en su memoria para siempre. Por poner algunos ejemplos:
No permitir ni usar apodos en la familia.
No permitir malas palabras o insultos en casa.
Evitar las comparaciones.
Resolver conflictos con diálogo y negociación y no con gritos y golpes.
Evitar las amenazas y sí cumplir las consecuencias, respetando los límites establecidos.
Gran parte de la autoimagen del niño se basa en la interacción con otras personas, y la primera experiencia que tiene es con sus padres y hermanos, este contexto familiar es de suma importancia, para que aprenda a apreciarse o a despreciarse. La consecuencia de esto en unos años más será: un adulto completo, fortalecido emocionalmente y capaz de hacerse responsable de su vida y sus decisiones. Por el momento me despido, esperando que esto que les comparto sea de utilidad para sus reflexiones personales.
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