La epifanía, fiesta que se festeja en honor de los Reyes Magos el 6 de enero, se practica desde la edad media. La palabra viene del griego y quiere decir aparición. En nuestra tradición, heredada, directamente de nuestro legado español, se prepara una rosca de Reyes y los niños dejan sus zapatos para recibir regalos.
No obstante, en otras partes del mundo católico, la fiesta adquiere matices ligeramente diferentes. En Francia, por ejemplo, en lugar de rosa se prepara una especie de panqué llamado “Galette” que se reparte en partes iguales entre los comensales dejando un pedazo adiciona para compartirlo con algún extraño o con una persona que lo necesite. Este trozo se denomina “el pedazo de la cariad” o “de la virgen”.
En vez de introducir en dicho panqué un muñequito de plástico que representa al niño Dios, se introduce un frijol. La persona que lo encuentra a la hora de comer su rebanada no tiene que preparar una copiosa merienda a base de tamales y atole para festejar el día de la Candelaria, sino que se convierte en “rey” o “reina” durante un día y es merecedor de tratos y favores especiales
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