Para los pequeños que son ágiles y que naturalmente muestran una buena disposición para realizar actividades físicas, el practicar un deporte de manera regular puede convertirse en una importante actividad de recreación y gusto. Sin embargo, no todos los niños se muestran igualmente entusiasmados ante la idea de hacer ejercicio. Muchos no consideran que son aptos para ello y, por razones obvias, prefieren prescindir de la actividad física. Otros tienen cierta torpeza motriz que les impide desempeñarse adecuadamente en esta área. Lo que resultan importante en estos casos, es buscar actividades menos demandantes, accesibles y progresivas que ayuden a cualquier niño a irse incorporando poco a poco al saludable hábito de ejercitar el cuerpo.
Una actividad que resulta muy conveniente para lograrlo, además de que es excelente para mantener el adecuado funcionamiento del cuerpo, es caminar. Los expertos han encontrado de una caminata diaria puede prolongar de manera significativa la vida de una persona.
Este sencillo ejercicio tiene varias ventajas. Una de ellas es que no implica un gran esfuerzo por parte de quien lo practica y se puede llevar a cabo en compañía de toda la familia. El caminar favorece la adecuada circulación sanguínea, una mejor oxigenación, la coordinación alternada de brazos y piernas, además que mejora la condición física aumentando la fuerza y resistencia y permitiendo la realización de otros ejercicios de mayor intensidad.
Después de practicarla, la caminata ofrece otro tipo de retos, se puede realizar en terrenos más escabrosos, aumentar la velocidad e incluso comenzar a organizarla a manera de competencia. Sea como sea, se trata de un ejercicio muy completo y versátil que se acopla fácilmente a las características de cada chiquito. Se puede empezar desde edades muy tempranas y no implica una destreza especial.
¡A caminar se ha dicho!
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