LA VISIÓN DE LOS VENCIDOS

Nunca falta alguien así. Un niño tímido que se convierte en el blanco de la burla, los comentarios hirientes y a veces hasta los golpes de algún grupito de niños siempre dispuestos a ensañarse con el más indefenso. Pocas cosas hay que provoquen más rabia y coraje desde la perspectiva de los padres, que saber que nuestro pequeño esté en esta situación tan desventajosa. Y esto, se convierte e un doble problema para el niño porque no sólo se debe enfrentar todos los días a sus rapaces compañeritos, sino que además debe soportar que llegando a casa, sus padres lo bombardeen con un sinfín de sugerencias y reproches: “¡Tienes que aprender a defenderte!” “Cuando te peguen, tú pégales más fuerte” “La próxima vez que sepa que te hacen algo y tu no haces nada al respecto, el enojado voy a ser yo”.

Aunque se trata de un intento desesperado por ayudar al pequeño, esta posición sólo genera más angustia.  Si el niño es calmado por naturaleza y rechaza la agresión, o se siente demasiado indefenso como para poder hacerle frente a la situación el acosamiento por parte de sus papás no hará sino empeorar las cosas.

Hay que tomar en cuenta que cuando se es pequeño no existe todavía la posibilidad de resolver las diferencias que surgen a través del lenguaje, generalmente se recurre a las manifestaciones físicas.  Esto es enteramente normal, y el hecho de que un niño no pueda defenderse físicamente, no implica que vaya a suceder así a lo largo de todo su desarrollo.

Lo que el pequeño necesita es mucho cariño y comprensión por parte de sus padres.  Dialogar con él es importante para que juntos puedan buscar soluciones al problema.  Debido a que éste conlleva a una pérdida de la confianza y la autoestima, es necesario buscar experiencias en donde el niño obtenga éxitos. Practicar algún deporte, también puede resultar muy positivo; puesto que, por lo general aumenta la confianza de quien lo realiza. Existen muchas estrategias para ayudar a un niño que atraviesa por esta desagradable situación, pero lo más importante es que se sienta comprendido, respetado y aceptado por su familia.