Es muy usual encontrarse con niños que detestan las verduras y que, por lo tanto, las excluyen de su dieta diaria o, en el mejor de los casos las limitan lo más que puedan. Este problema se debe a varias razones. Generalmente los padres nos preocupamos porque nuestros hijos coman carne, leche y huevos, pero le restamos importancia a las verduras que son riquísimas en vitaminas y minerales. Cuántas veces nos hemos oído decir: Si ya no quieres comer la ensalada no importa, pero tienes que terminarte la carne. Existe la tendencia a pensar que, si la dieta es deficiente en verduras, es mucho menos grave que si carece de alimentos de origen animal. Esta postura es equivocada. Tan mala es la carencia de proteínas como la de minerales y vitaminas. El secreto de una nutrición adecuada es la combinación de alimentos de los diferentes grupos.
Otro hecho que contribuye a que las verduras sean tan mal aceptadas entre los niños, es que su sabor es un poco insípido, pero esto se arregla fácilmente dependiendo de la forma en la que se preparen. Lo más importante es incluir en la educación del niño el gusto por los vegetales, y para esto hay que sacarle provecho a la enorme gama de colores y formas que tienen las verduras. No hay gente que se resista a comer un platillo vistoso y colorido, y esto se aplica sobre todo a los niños. Una aburrida papa cocida se puede convertir en un novedoso muñeco con ojos de aceituna, nariz de chícharo y una sonriente boca de apetitosos pedacitos de zanahoria. Además, se le brinda al niño la oportunidad de utilizar su rica imaginación innata para crear recetas divertidas, esto lo motivará enormemente y le hará cambiar de opinión acerca de las verduras que hacía tan poco tiempo, le parecían odiosas.
You must be logged in to post a comment Login
Para comentar debe estar registrado.