En estos días de primavera algunas personas empiezan a notar picazón en la nariz, irritación en los ojos, comezón en la piel, etc., que tal vez cuando lleguen las lluvias cesarán. Otras personas nos dicen que se sienten tristes, en un estado de melancolía que hace perder el ánimo; esto casi siempre es precedido por algún molesto síntoma como una constante inquietud que más tarde quedará convertida en angustia.
El esfuerzo por estar bien, el ruido de la calle, las malas noticias diarias, el tráfico con la gente malhumorada y grosera nos contagia para que al llegar a casa estemos cargados de enojo, fatigados y aburridos como un pre paso para sufrir la depresión. Los acontecimientos presentes, dolorosos, preocupantes y tristes, así como los medios de comunicación que molestan nuestros sentimientos con imágenes dramáticas y un tanto desalentadoras y todo el cúmulo de sus negativas a nuestro alrededor, nos pueden llevar a un desaliento.
Hagamos un esfuerzo, un firme propósito de buscar un espacio para el silencio, un espacio para recuperar la esperanza, para encontrar la paz. La paz en nuestro entorno y la paz con nosotros mismos. Si oímos las noticias en la mañana, ya en la noche se recomienda que no hacerlo. Practiquemos ejercicio todos los días, leamos sobre cosas amenas, comamos sanamente, despertemos las energías que llevamos dentro y que hemos dejado dormidas.
Conservar la fe, amar generosamente, tener pensamientos limpios y bondadosos. Preocuparnos primero por nosotros y posteriormente por los demás. Erradicar la queja continua de nuestros males, que a veces es la única conversación que sabemos tener. Sentirnos libres no guardando rencores ni envidias. Ver siempre el lado positivo de las cosas. Todo esto como norma de nuestra vida es un gran cambio y esfuerzo, pero vale la pena para vencer el desaliento.
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