MUCHA PRECAUCION PARA NUESTROS HIJOS

A pesar de que antes las ciudades eran chicas y estaban poco pobladas, los padres cuidaban a su hijo como una joya que no se podía perder de vista y no permitían que fueran a la casa de cualquier amiguito sin antes saber quiénes eran sus papás y cuál era su forma de vivir; tampoco les daban permiso para jugar con niños desconocidos y se mantenían al pendiente cuando se les acercaba un muchacho mayor. Los niños, por supuesto, no tenían más dinero que el de sus domingos, que era escaso; jamás se hubiera visto a un niño con dinero y ni siquiera con opinión propia, ya que mamá decidía respecto a la ropa, al peinado y a los accesorios de sus hijos, procurando enseñarlos a no querer las cosas más caras.

Probablemente la comodidad que trajo a los hogares los medios electrónicos, al mantener a los niños en casa, quietos, viendo las caricaturas o diversos episodios de una serie, influyó en que los papás comenzaran a dejar a los pequeños frente a las pantallas y se olvidaran de censurar aquello que no era propio para su corta edad. Esta situación trajo consigo que los niños trataran de seguir cualquier ejemplo y al mismo tiempo pidieran su independencia como personitas.

Ahora, desde los siete años y aún menos, ellos deciden respecto a sus amistades y preferencias, cuando todavía no acaban de mudar los dientes de leche; dan su opinión respecto a los asuntos de los mayores, aunque en el fondo no tengan ni idea de lo que se trata y creen que pueden andar por la calle solos, sin siquiera imaginar los peligros a que se exponen.

Probablemente a los papás jóvenes les ha de parecer anticuado restringir la libertad de sus hijos pequeños, pero deben tomar conciencia, que cualquier niño, independientemente de su estrato social, puede ser víctima de la inseguridad, de los delincuentes, o en el menor de los casos, de las malas compañías; no olvidemos que no existe calle segura para que un pequeño camine solo, ya que no tenemos la certeza de que no va a ser interceptado por algún desconocido y que se le acerque con buenas intenciones. Vale la pena cuidar a los niños que por su corta edad no miden los peligros; y nunca bajar la guardia en cuanto a las medidas de seguridad se refiere; los niños son personitas muy vulnerables y nada maliciosas, es por ello que debemos estar siempre al pendiente.