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MOTIVANDO A LOS PEQUEÑOS

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El mundo moderno de los juguetes infantiles brinda una estimulación enorme a través de sus impresionantes escenas tridimensionales que cambian con sólo accionar un botón y cuyos sonidos espectaculares pueden acaparar la atención del niño más distraído. ¿Qué pequeño, entonces, podría mostrarse motivado frente a un cuaderno escolar cuando tiene a su disposición y alcance un maravilloso mundo digital? Efectivamente no muchos, y esta falta de motivación se hace patente cada vez más en las aulas de miles de escuelas a lo largo de todo el mundo.

Los estudios de numerosos expertos en psicología ponen de manifiesto que la motivación es un ingrediente imprescindible para que se dé el aprendizaje. Para entenderlo basta con recordar cuál es nuestra reacción ante una actividad que nos despierta curiosidad y entusiasmo en contraposición a otra que nos resulta completamente indiferente y tediosa.

Fomentar la motivación en los niños puede ser una tarea difícil pero no imposible. Primero que nada, es necesario trazar el perfil del pequeño tratando de determinar cómo es su personalidad; por ejemplo, si se trata de un niño curioso, desinteresado, con una gran dosis de energía, desidioso, solitario, sociable, etc. Esto permite conocer al pequeño y brindarle las estrategias y herramientas necesarias para ayudarlo a construir un sentimiento de motivación.

Es importante saber que los tipos de motivación que existen también son diferentes. Se puede estar motivado por la ejecución de una acción, o por el placer de la recompensa que dicha acción implica, como ir a comer a un restaurante cuando termina un periodo de exámenes o poder invitar amigos a la casa el viernes, etc. Se puede encontrar también una motivación por el placer que una actividad procura a los demás. Lo importante es discernir el tipo de motivación que estimula mejor y en mayor grado a nuestro pequeño.

Los expertos en educación señalan que es vital inculcar y enseñar a los niños el gusto por el esfuerzo y confrontarlos a la cruda realidad de la vida: son muy pocas las cosas que se obtienen sin esfuerzo y sin trabajo. Cuando la motivación aparece en el niño, aunque sea creada de manera artificial en un principio, es necesario tratarla con un gran cuidado para darle la oportunidad al pequeño de que desarrolle el gusto natural que traen las experiencias exitosas.

No hay que olvidar que la mayor recompensa que podemos ofrecerle a nuestro hijo es nuestro tiempo, dedicación y reconocimiento. Estos son quizás, los tres bloques motivacionales que le ayudarán a despegar hacia el éxito, no sólo en la escuela, sino en la vida.

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