Medios digitales y adolescencia en la pandemia

Marifer Calderón
Asesoría en línea a padres
Consultoría Práctica en Paternidad
www.marifercalderon.com
@marifer_calderon_

A partir de la pandemia hemos estado sobre expuestos a los medios digitales pues afortunadamente han sido nuestro modo de contactar con otras personas, para muchos una manera de mantener su trabajo, para otros un medio de comunicación con sus seres queridos, un espacio de entretenido o bien un lugar de aprendizaje.  Pero ¿qué sucede con la sobre exposición a los medios digitales en los jóvenes?

1. Una de las principales atracciones de los medios digitales es el tener acceso a información.  Nuestros jóvenes lo tienen, están recibiendo mensajes constantemente, publicidad y cualquier tipo de información, pero ésta no siempre es confiable o verdadera.  

• Las campañas publicitarias llevan a nuestros jóvenes a convertirnos en una sociedad de consumo en la que se generan necesidades innecesarias, la constante propuesta de productos “importantes” les hace pensar que en realidad lo son y desean adquirirlos lo antes posible.

• Por otro lado, tenemos a las redes sociales.  Resulta interesante estar en contacto con los amigos, tener seguidores, poder ver lo que hacen personas que por alguna u otra razón admiran.  Los adolescentes tienen contacto inmediato, pero no relaciones profundas o significativas, por lo que el resultado es insatisfactorio.  Esto crea cierta adicción en un intento de ser vistos, sentirse importantes y apreciados.

• El peso que se le ha dado a la imagen es tremendo, haciendo culto al cuerpo frente a estándares antinaturales con fotografías retocadas, dietas desbalanceadas, prácticas de ejercicio excesivo y, hasta cierto grado, exponiéndose a peligrosos trucos de belleza.

• Aparecen los famosos “influencers” dando consejos de productividad, emprendimiento, superación personal… sin conocimiento, formación o experiencia.  Se le rinde homenaje a lo efímero, siendo la moda la que dicta los cambios de gustos, valores, tendencias y costumbres, en lugar de la experiencia, la sabiduría, las convicciones y los ideales.   

• Ante la superficialidad y las prisas, es normal que los jóvenes busquen experiencias que llenen sus vacíos o los ayuden a soportarlos, pues resulta más sencillo escuchar es el ruido que se ha ido apoderando de las calles, los hogares, los ambientes, las mentes y los corazones. Y así cada vez más jóvenes soportan menos el silencio eviten el recogimiento y huyen de la soledad.

Como adultos, no podemos olvidar que seguimos estando a cargo del sano desarrollo de nuestros adolescentes quienes continúan en proceso de maduración, por lo tanto, nos corresponde ser los amortiguadores entre nuestros hijos y el uso de dispositivos digitales.  

No es una tarea fácil pues en su búsqueda de autonomía e independencia ellos son quiénes quieren y necesitan estructurar sus días, además de que gran parte de estos ocurre a través de la red…  

Procuremos ayudarlos a encontrar atractivo en actividades en donde no tengan la necesidad primordial de consultar su celular, practicar algún deporte, leer una buena novela, integrarse a un grupo de meditación o incursionar en el arte.  

Busquemos mantener momentos de conexión a través de conversaciones interesantes, que puedan ayudarlos a reflexionar sobre la información que reciben y de quién la reciben, que sean más críticos y analíticos.  Por ejemplo, que comparen los productos que ven anunciados, que piensen si realmente se trata de algo útil, qué beneficio les traerá, cuál sería su durabilidad, la relación costo y producto, por dar un ejemplo.  Dentro de nuestras conversaciones podemos hacer alguna pregunta que los lleve a encontrar un pensamiento opuesto para que más adelante ellos mismos puedan encontrar un equilibrio y así tomar mejores decisiones e ir formando su propio juicio.  

Y por último, pero no menos importante, tenemos la obligación de nutrirlos con relaciones significativas en donde se sientan y se sepan amados, no solamente en casa, podemos fomentar relaciones sanas con abuelos, tíos, entrenadores, maestros y otros adultos que nos apoyen como guías y nos ayuden a transmitir valores, así, nuestros adolescentes no necesitarán buscar aceptación en relaciones superficiales.

Recuerden que los adolescentes nos siguen necesitando como consejeros y guías.