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MAMÁ Y PAPÁ TAMBIÉN PUEDEN PEDIR AYUDA

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Cuando platicaba con mi abuela sobre mi trabajo le era difícil entender, me decía: ¿Qué es eso de Asesoría Parental? Yo enseñé a tu papá a hablar con un palo, ”Hablas bien o te doy”. ¡Ya parece que yo iba a pagarle a un desconocido para que me dijera cómo educar a mis hijos!.  Para mi abuela era inexplicable que un extraño intentara guiar a otros padres sobre cómo ejercer su papel, argumentaba que todos tenemos un “sexto sentido” al convertirnos en padres y nadie conoce a los hijos mejor que uno mismo por lo que era ridículo que alguien más te dijera qué hacer.

Yo también creo en ese “sexto sentido”, un instinto que nos ayuda a ejercer nuestra parentalidad; pero también creo que podemos aprender a ser mejores padres de lo que ya somos.  Además, la sociedad se ha ido modificando, las dinámicas y los roles han cambiado, aunque no dejamos de ser los responsables de la educación y crianza de los hijos, la estructura social nos lleva a ejercer esa, y muchas otras labores más.  Estamos confundidos y no logramos jerarquizar nuestras tareas por orden de importancia.

Hoy las familias se han transformado.  Encontramos familias compuestas por papá y mamá, mamá y mamá, papá y papá, mamá soltera o papá soltero.  Hijo único, trillizos, hijos biológicos, hijos adoptados, “Los mío, los tuyos y los nuestros”.  ¡Gran variedad de combinaciones!  También los roles han cambiado: ahora ambos padres trabajan; papá hace home-office; mamá viaja por trabajo y papá apoya con la crianza; mamá educa y trabaja; papá participa más en las labores del hogar; los abuelos apoyan por las tardes…  O los niños se quedan a comer en la escuela y asisten a actividades extraescolares por lo que llegan más tarde a casa.  En diferentes contextos y por distintas razones, la realidad es que, los niños pasan menos horas de convivencia con papá y mamá, y hay más personas involucradas en la educación de sus hijos sin siquiera estar conscientes de ello.

Sin duda, el papel de padres y madres ha cambiado y no contamos con las herramientas necesarias para ejercerlo, principalmente porque la cultura no nos está apoyando, hemos perdido esa “intuición” natural para educar y criar a los hijos.  Y sí, curiosamente estamos más informados que antes, pero lejos de ayudar nos confunde más: crianza positiva, disciplina con amor, paternidad consciente… “Una nalgada a tiempo”, “No a la violencia”, los derechos de los niños, “Si el adulto no está bien el niño tampoco lo va a estar”. ¡Auxilio! ¿Por dónde empezar?

Es importante tener claro quién está a cargo, no sólo de cuidar a los hijos y atender sus necesidades básicas, sino también de velar por su sano desarrollo atendiendo también sus necesidades afectivas y emocionales.  Mamá y papá debería procurar el bienestar integral de los hijos, un bienestar basado en el amor, cuidado y protección, creando un ambiente estructurado y seguro, libre de violencia. Para lograr una crianza sana y segura hace falta, entre otras cosas:

  • Amor incondicional y apoyo. Es necesario encontrar distintas formas para que cada niño se sienta y se sepa amado.  Algunos niños disfrutan escuchar palabras de aliento, otros requieren contacto físico – besos y caricias -, habrá quienes perciben en la mirada esa chispa que entusiasma y transmite admiración y respeto, aceptación.  Sentir apoyo es contar con un lugar seguro, formar parte de un equipo, saberse acompañados y que cuentan con la solidaridad y complicidad de mamá y/o papá, en ese escenario, se atreverán a intentar cosas nuevas.
  • Presencia constante y responsable. El sentir que mamá y/o papá están a su lado, que los acompañan y satisfacen sus necesidades físicas, psicológicas y emocionales, que los cuidan y atienden, eso es lo que nutre su desarrollo, fortalece su autoestima y los hace sentir importantes y apreciados.
  • Conocimiento sobre el desarrollo evolutivo. El tener información sobre las generalidades de cada etapa que atraviesan va a facilitar a los padres su tarea, no es lo mismo educar a un bebé que a niño pequeño o a un adolescente, sus características y capacidades son distintas, así como sus intereses y necesidades.  Es importante conocer y entender para saber qué esperar y qué podemos pedir.
  • Límites y estructura. Los límites y las normas adecuadas ayudan a delimitar conductas, a estructurar el ambiente, a crear rutinas… esto le da a los hijos contención y seguridad, les ofrece la oportunidad de formar hábitos para, poco a poco, adquirir la disciplina que los ayudará a mantener un orden no sólo en el ambiente sino también en su mente, y esto, les permitirá analizar y reflexionar para aprender a tomar decisiones frente a distintas situaciones.
  • Habilidades de comunicación. No sólo para transmitir mensajes de manera asertiva, requerimos especialmente desarrollar la habilidad para comprender los mensajes que recibimos, aprender a escuchar lo que los hijos nos dicen. Leer entre líneas e identificar sus necesidades reales, qué es lo que intentan decirnos con sus conductas y no tanto con sus palabras, entender sus emociones.
  • Inteligencia Emocional. Para lograr identificar y gestionar nuestras propias emociones, ayudar a nuestros hijos a relacionarse con las suyas, permitirles expresarlas para que puedan identificarlas y, poco a poco, logren entenderlas para que, más adelante, ellos mismos aprendan a gestionarlas.

La relación familiar es una de las relaciones más importantes que tenemos los seres humanos, sabemos que no hay familia libre de conflictos, discusiones o momentos difíciles, pero la manera como criamos y educamos a los hijos es clave para mantener la armonía en el hogar.  

Como padres es realmente abrumador pensar que toda la responsabilidad recae sobre nosotros, por eso es reconfortante saber que existe la orientación familiar en donde podemos pedir ayuda para comprender e identificar las necesidades de cada uno de los miembros de la familia, abrir canales de comunicación y procurar el bienestar de todos como una unidad.

Ejercer una parentalidad responsable con frecuencia requiere de guía, no tanto para que nos digan qué hacer, sino para que nos ayuden a entender y organizar los distintos retos que enfrentamos, encontrar alternativas para atenderlos de acuerdo a las características y necesidades particulares de cada familia.  No hay estrategias ni tips que apliquen para todos por igual.

Y, a pesar de ese “sexto sentido” que se supone tenemos al convertirnos en mamá o papá, el apoyo de la asesoría parental nos ofrece conocimientos, herramientas y orientación para ejercer y disfrutar de nuestro papel de manera responsable y consciente.  ¡Mamá y papá también pueden pedir ayuda!

Marifer Calderón
Asesoría Parental
Orientación Educativa Familiar
@marifer_calderon_
marifercm@gmail.com

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