Todas las culturas de la antigüedad han rendido honores a la primavera reconociendo en ella el comienzo de un ciclo en el que tanto plantas como animales despiertan nuevamente a la vida después de una relativa inactividad.
Curiosamente, la primavera parece tener efectos inusitados y hasta ahora desconocidos. En un estudio realizado en diversos niños para saber si la época del nacimiento influía de alguna manera en el crecimiento, se observó con sorpresa que los niños nacidos durante la época primaveral son en promedio más grandes que los que nacen en el otoño. Aunque la diferencia no fue muy marcada (aproximadamente 0.6 cm.), ésta demostró presentarse consistentemente.
El resultado se confirmó al medir a 507,125 muchachos que ingresaban al servicio militar, y corroborando sus fechas de nacimiento. La estadística puso de manifiesto que en general, la talla se ve influida por la época del año en que se nace.
Aún no se sabe qué factores o mecanismos del desarrollo humano responden a los cambios estacionales, pero seguro tendrán una explicación lógica.
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