El juego resulta imprescindible para el desarrollo del ser humano. Esto ha sido demostrado sobradamente por varios expertos y especialistas del comportamiento. Lo que resulta curioso es que, generalmente se piensa que la necesidad de jugar es exclusiva de los niños, sin embargo, si nos detenemos unos instantes a analizar un poco la vida de los adultos, veremos que el interés por los juegos y, sobre todo, los juguetes, no desaparece del todo. Lo que pasa es que esta necesidad se disfraza de múltiples y muy divertidas maneras.
¿Cuántas veces no se ve a un padre adquiriendo un juguete que responde más a lo que él quiere que a lo que pudo haber pedido de pequeño? ¿Es acaso insólito ver a un entusiasta adulto armando un trenecito, acomodando una casita de muñecas o jugando algún videojuego?
Echando un ojo a los centros comerciales, ¿no existen acaso tiendas de juegos para adultos donde hay rompecabezas, ajedrez de todos los tamaños, dominó y lujosos estuches de juegos de mesa o de entretenimiento? Si somos un poco más perspicaces, nos daremos cuenta algunos artículos “necesarios”, no son más que juguetes para niños grandes; agendas electrónicas y tabletas que tienen un lápiz casi mágico, sofisticados controles con miles de botones que echan a andar un complicado sistema de sonido o de video, teléfonos minúsculos que tienen toda clase de accesorios… en fin, la lista es bastante larga.
El juego, es uno de los motores más grandes para aprender y desarrollar la inteligencia y los juguetes, son sus herramientas. Estos nos acompañan toda la vida, incluso cuando somos adultos y tenemos el pelo blanco. Tal vez esto se debe a que nuestra verdadera humanidad reside en aquella parte de todos nosotros que sigue teniendo el corazón y los ojos de un niño.
You must be logged in to post a comment Login
Para comentar debe estar registrado.