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LIDIANDO CON LA FRUSTRACIÓN DE LOS HIJOS

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Frustración niños

LIDIANDO CON LA FRUSTRACIÓN DE LOS HIJOS

Como padres, sabemos bien que los niños pequeños se frustran fácilmente cuando sus necesidades y gustos no se cumplen inmediatamente. Sin embargo, a medida que van creciendo, es importante enseñarles a esperar y a no desilusionarse ante el primer fracaso; en pocas palabras, a lidiar con la frustración que forma parte de los inevitables retos de la vida. Una de las tareas más difíciles para nosotros los padres consiste en mantenerse actualizado con respecto al ritmo de desarrollo de los hijos. Es difícil lograr un balance; por un lado, sin exigirle al niño más de lo que puede hacer en un momento dado, para evitar que se sienta inseguro, y por el otro, evitar la sobreprotección, dándole la posibilidad de aventurarse a probar sus habilidades.

Para poder actuar adecuadamente es necesario saber las características propias del desarrollo de un niño de acuerdo con su edad cronológica para saber qué tanta frustración puede manejar:

  • De los dos a los cuatro años, los pequeños deben empezar a aprender a esperar para recibir la atención de sus papás, sin embargo, sus necesidades son todavía muy urgentes, por lo que una espera de cinco minutos aún les parece eterna y difícil de tolerar.
  • De los cinco a los siete años, los pequeños empiezan a enfrentarse a muchos retos en su vida escolar, social y deportiva y todavía necesitan una gran cantidad de apoyo y aliento por parte de sus padres. Es recomendable hacer pausas de 15 ó 20 minutos cuando se les está enseñando una nueva tarea o habilidad. De esta manera no se sentirán agotados al realizar un esfuerzo importante y no obtener los resultados esperados. (Por ejemplo, al aprender a andar en bicicleta).
  • De los ocho a los diez años, los niños adquieren la noción del tiempo y empiezan a entender que sus padres tienen sus propias necesidades e intereses. Es un buen momento para platicar y negociar ciertos acuerdos.
  • De los 11 a los 13 años, los niños deben tener ya la capacidad para ser pacientes y lidiar con la frustración. No obstante, no es sorprendente que algunos preadolescentes se muestren inquietos y pierdan algunas capacidades logradas. Esto se debe a que además están teniendo que lidiar con cambios físicos, emocionales y cognitivos que les provocan cambios y frustración, especialmente ante sus padres.

Seguramente esta sencilla guía y una gran dosis de paciencia te ayudarán a que tus pequeños sigan creciendo y siendo cada vez más maduros.

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