No creo que haya un momento más emocionante y hermoso en la vida de una mujer que aquel en el que su bebé es puesto por primera vez en sus brazos. Desde ese instante, e incluso desde antes, tanto el niño como su madre comienzan a relacionarse de tal forma que no habrá en la vida de ambos, lazos más fuertes de amor y cariño.
Cuando se dice mamá, inmediatamente se piensa en una mujer relativamente joven y en un niño pequeño, pero la maternidad se ejerce durante toda la vida, sin importar la edad de los hijos. Una madre estará siempre al pendiente de los hijos, aunque éstos ya tengan canas e hijos.
Hay ocasiones en que las diferencias de caracteres de madres e hijos hacen que éstos se distancien; sin embargo, el vínculo formado desde el momento de la concepción es tan fuerte que incluso en estas circunstancias es imposible de romper.
Un médico que trabajaba con pacientes en etapas terminales de la vida explicaba que las personas cuando están próximas a morir llaman instintivamente a su madre, aunque haya muerto muchos años antes.
Definitivamente la maternidad es una de las facetas más importantes y gratificantes en la vida de cualquier mujer y también una de las más difíciles. Resulta imposible expresar a nuestras madres todo el amor y respeto que sentimos por ellas. Por ello nos limitamos a dar gracias a la vida porque están aquí, con nosotros…
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