Las visitas al pediatra a veces resultan un caos para los niños. El ver una persona vestida de blanco con instrumental médico y sobre todo con jeringa en mano, no es para nada grato a la vista de los pequeños. Pero tenemos que pasar por alto este “miedo” que les causa, porque el tener hijos sanos depende en gran medida del cuidado que tengamos en completar su esquema de vacunación.
Hasta hace algunos años el índice de mortalidad en la población infantil era alarmante; y la causa eran enfermedades que en la actualidad son controlables. Un estudio realizado arrojó como conclusión que las enfermedades intestinales no sólo son responsables de la muerte de pequeños, sino que causan un serio impacto en el desarrollo y crecimiento de los niños al producirles anemias, diarreas, desnutrición y falta de aprovechamiento escolar.
La Organización Mundial de la salud, el Programa de Desarrollo de las Naciones Unidas y otros organismos, trabajan constantemente para concientizar a la población de diversos países sobre este tema.
Ahora, se llevan a cabo las Semanas Nacionales de Salud, en las que se persiguen varios objetivos como mantener erradicada la poliomielitis y avanzar hacia la eliminación del tétanos neonatal y del sarampión.
Es muy importante no perder de vista que con la salud no se juega, y menos con la de nuestros chiquitos. Más vale un piquetito a tiempo, que una seria complicación, ya que los riesgos de contraer una enfermedad grave por no administrar la vacuna son mucho mayores, que el riesgo de tener una reacción que produzca la vacuna.
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