Una de las enfermedades más frecuentes de la infancia es la amigdalitis, o como se le conoce comúnmente: “las anginas”: Las amígdalas son unas estructuras anatómicas que están situadas en la parte posterior de la garganta. Forman parte de un anillo de ganglios cuya función principal consiste en proteger al organismo de un sinnúmero de infecciones. Cuando se infectan causan la molesta amigdalitis que cada año ataca a millones de niños en nuestro país. Generalmente la infección de las amígdalas o anginas es provocada por estreptococos.
La enfermedad comienza como una gripa común. Algunos síntomas que la acompañan son dolor de cabeza, cansancio, nariz congestionadas y pérdida de apetito. Al poco tiempo sobreviene la fiebre que puede llegar a ser muy elevada, hasta de 40°C. Dentro de la boca se alcanzan a ver las amígdalas crecidas, enrojecidas y con puntos blancos de pus.
Aunque no se trata de una enfermedad seria, la amigdalitis puede tener complicaciones importantes y graves como otitis, infecciones renales, fiebre reumática y hasta lesiones de corazón. Es por ello, que resulta de vital importancia tener un gran cuidado cuando se presenta y acudir de inmediato al pediatra o médico general para que recete un tratamiento adecuado.
Existen algunos remedios que pueden ayudar a disminuir las molestias como hacer gárgaras con un poquito de bicarbonato. Es muy importante tomar líquidos abundantes.
A pesar de que la amigdalitis no es una enfermedad altamente contagiosa, sí conviene tomar precauciones evitando que el resto de la familia, especialmente los pequeños, utilicen los mismos utensilios para comer, se acerquen demasiado al enfermo o le den besos. Durante la enfermedad es muy importante tanto para el niño que la padece como para el resto, que permanezca en casa hasta que esté completamente reestablecido.
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