Para algunas personas la manera de vivir los tiempos de la pandemia requiere seguir haciendo cambios en la manera que estaban haciendo las cosas; muchas personas han tenido que hacer cambios en la manera de trabajar, convivir, comunicarse, viajar, ejercitarse, etc., por mencionar algunos, y seguramente habrá más cambios por venir.
Alguna vez alguien me dijo ante una situación difícil que estaba yo pasando, “los cambios son buenos”, y pensé en mí, sí, son buenos, pero cómo cuestan trabajo. Y es que el cambio que requerimos cada uno de nosotros enfrentar, no es igual al de las demás personas.
Home office una ventaja y a la vez un gran desafío
Adaptarse a cualquier cambio requiere un proceso de tomar consciencia con la finalidad de poder visualizar los recursos que tenemos para poder enfrentarlo. No se trata sólo de recursos materiales, sino hay que tomar en cuenta la salud, los conocimientos y experiencia que tengamos, y también las circunstancias que de manera particular nos impactan a cada uno de nosotros.
No es lo mismo hacer “home office” para una persona soltera que tiene un espacio en su casa para hacerlo, que para una pareja que deben hacer home office y que su familia se compone de dos hijos que están en la primaria. Para ellos representa el home office también la necesidad de asistir a los hijos en sus clases online, y no termina ahí, ya que requieren los niños hacer tareas y presentar trabajos al día siguiente. Y todo esto en el supuesto de que sus labores profesionales pueden realizarlas desde casa, ya que no todos tienen la posibilidad de quedarse en casa para trabajar desde ahí.
De algún modo resulta que el home office es: “estar en casa tratando de trabajar”.
Lo cual es un reto, ya que se trata de equilibrar el tiempo personal, profesional y con la familia dentro de un mismo espacio físico.
Así que el home office es una realidad que deben enfrentar muchas personas y que deben buscar la mejor manera de hacerlo para poder encontrar el balance personal y profesional en la convivencia en casa.
Home office una experiencia de aprendizaje
Dar recomendaciones generales, cuando hay casos tan particulares que vivimos cada uno de nosotros puede ser de poco valor, pero lo que sí podemos hacer, es una autorreflexión del aprendizaje que me está dejando una experiencia desde el home office.
Aquí algunas reflexiones que podemos hacer:
¿Qué estoy logrando hacer que antes no era capaz de hacerlo?
¿Qué nuevas relaciones he hecho a partir de estar más inmerso en un mundo virtual?
¿Aprovecho los materiales y aplicaciones tecnológicas que me permiten hacer más con menos?
Suponiendo que terminara mañana la pandemia y pudiera salir a cualquier lugar sin restricción, ¿a qué lugar iría?, ¿con quién me encontraría?, ¿qué he hecho en el pasado, que ya no volvería hacer?
Son algunas preguntas que te comparto y que te permitirán hacer una reflexión de tu tiempo en home office. Son momentos en que podemos aprovechar buscar más respuestas en nosotros mismos, en vez de buscar respuestas en otros. Son preguntas que probablemente han estado ahí en algún momento en nuestros pensamientos, y que sin embargo no nos habíamos dado la oportunidad de poder cuestionárnoslas.
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