¿Alguna vez ha observado a un grupo de niños entre 6 y 7 años jugando futbol? Generalmente, a pesar de que los 22 niños van detrás de la pelota al mismo tiempo. A menos que lleven uniformes, resulta casi imposible decir cuál equipo es cuál y menos aún saber la posición que juega cada uno. Esta confusión no se debe a que no estén coordinados o sean inexpertos, es sólo que el pertenecer a un equipo deportivo requiere de una serie de aptitudes que son difíciles para niños de esta edad. Se requiere comprender que cada miembro tiene diferentes tareas que realizar, también envuelve el compartir la victoria del equipo ganador y aceptar la derrota cuando se pierde. Incluye algunas veces el quedarse sentado en la banca y entender cuando los compañeros jugaron mal o cuando uno jugó como una verdadera estrella. Aunque estas demandas no son fáciles de asimilar resultan buenas oportunidades para aprender importantes lecciones acerca de la competencia y la cooperación.
Sin embargo, para la mayoría de los niños de 8 años y mayores, pertenecer a un grupo es como para los patos el agua. Les gusta ser miembros de un equipo, conocer las reglas del juego y respetarlas, les agrada usar uniformes y relacionarse con gente nueva. Resultará benéfico que su hijo pertenezca a un equipo ya que además de que exige cierto grado de disciplina y entrega, les proporciona confianza y promueve oportunidades para su interacción social y los introduce a actividades saludables las cuales disfrutará.
El ingrediente básico en los deportes es la “diversión” y esto los niños lo saben perfectamente y lo hacen mejor que nadie; no espere e integre a sus hijos a un equipo, cualquier deporte es bueno mientras ellos se sientan contentos. ¡Será una sana diversión para toda la familia!
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