ENSEÑANZAS

Mi sobrina de cinco años iba a pasar unas vacaciones con su abuelita y yo le estaba empacando la ropa. En la maleta ella había puesto algunos juguetes.

– También podías llevar unos libros de cuentos – le dije.

Momentos después, regresó con tres libros: El Rey León, Aladín y la Educación del Niño.

– Este libro, la Educación del Niño, no lo necesitas – le observé.

– ¡Oh sí, claro que sí! – contestó resueltamente – Mi abuelita todavía cree que a los niños hay que darles azotes.

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Mi sobrino logró hacer el primer gol durante el juego inicial de la temporada de futbol de su escuela primaria. Los espectadores lo celebraron con una ovación, en la cual destacó el grito agudo de su madre.

Ya calmado el ambiente, ella se volvió al espectador vecino para explicarle muy orgullosa que se trataba de su hijo.

– Ya lo sé señora – dijo el otro con un suspiro – El año pasado también me tocó sentarme junto a usted y créame que desde entonces la recuerdo…