A Considerar
Cuando papá o mamá no está…
Los seres humanos somos resilientes por naturaleza
Publicado
hace 2 añosen
Hay miles y miles de historias de personas que no solo han sobrevivido a situaciones terribles, sino que además lo han hecho con honores. Entonces cuando escuchamos que alguien dice “no te preocupes, él o ella sobrevivirá”, seguramente así será, pero la pregunta que deberíamos en realidad responder es ¿a qué costo? Cuando hablamos de crianza y desarrollo, ese costo, ese precio que se paga es tan alto que muchas veces nos lleva toda una vida resarcir. Si sabemos que nuestra necesidad más importante, sobre todo en la primera etapa de nuestra vida, es la de sentirnos vinculados a mamá y/o papá, entonces sentirnos separados de ellos es nuestro peor escenario. Porque no se trata solamente de sobrevivir, sino de crecer y madurar, de florecer para alcanzar nuestro máximo potencial humano, con la mínima cantidad posible de obstáculos en el camino.
Existen muchas maneras de que papá y/o mamá no estén, de que nos sintamos separados de ellos. Como dicen Neufeld y Maté (2008) si hay 6 niveles de vinculación, 6 maneras de sentirnos conectados, entonces también hay por lo menos 6 maneras diferentes de sentirnos separados:
La primera y más obvia es la separación física. Cuando papá y/o mamá simplemente no están físicamente cerca de nosotros. Puede haber mil y una razones por las que esto ocurre, desde la más definitiva e irremediable separación física como la muerte, hasta otras como enfermedades, divorcios o separaciones de pareja, abandonos o adopciones. También puede ser que papá y/o mamá vivan en la misma casa que sus hijos pero que su interacción sea nula o dañina. En fin, digamos que la separación física es la más obvia y en la primera que la mayoría pensamos cuando hablamos de sentirnos separados de nuestros vínculos. Pero ésta es solo el principio.
La segunda es cuando sentimos que no nos parecemos a nuestros padres, que no hay semejanza. Un ejemplo sencillo es cuando en la casa todos son muy buenos para tocar el piano, y resulta que uno de los hijos simplemente no tiene esa cualidad. Pero también sucede por ejemplo cuando el hijo o hija tiene los ojos de diferente color, o cuando se parece a uno de ellos, pero no tiene nada del otro. Cuántas veces hemos escuchado ese mal chiste de que “soy tu papá porque te he mantenido, pero no te pareces en nada a mi”. Sentir que no nos parecemos a mamá y/o papá nos hace experimentar otra manera de separación.
La tercera manera de sentirnos separados es cuando sentimos que no pertenecemos o que no hay lealtad con mamá y/o papá. Cuando sentimos que no formamos parte de su equipo, o que nuestras diferencias con ellos son tan importantes que simplemente no podemos estar del mismo lado de las gradas, o cuando necesitamos que salgan en nuestra defensa y no lo hacen. Cuando nos sentimos traicionados.
La cuarta forma de sentirnos separados es cuando sentimos que no somos significativos para ellos. Es decir, cuando sentimos que da igual si estamos o no, que no somos valiosos, que no importa lo que hagamos o digamos simplemente no somos importantes para mamá y/o papá.
La quinta separación es aquella que viene de la falta de intimidad emocional. Cuando sentimos que no podemos entregar nuestro corazón porque lo pueden romper, cuando nos sentimos demasiado vulnerables.
Y la separación más profunda es la de no sentirnos conocidos por mamá y/o papá. Cuando no nos sentimos vistos ni oídos desde nuestro interior, cuando no existe una intimidad psicológica. Cuando no podemos compartir con ellos nuestros más íntimos deseos, nuestros secretos, nuestro verdadero yo. Cuando sentimos que, si nos conocieran en realidad, definitivamente no seríamos bienvenidos.
Como verán, hablar de separación, de no estar, es un tema profundamente complejo. Hay separaciones obvias y fáciles de ver, pero hay muchas otras que nos toma mucho tiempo, trabajo emocional y lágrimas resolver. Los hijos necesitan sentir que papá y/o mamá ESTÁ con ellos, necesitan sentirse conectados. Y entre más separación de mamá y/o papá un niño experimente, su cerebro naturalmente empezará a buscar defenderse cada vez más. Si siente que no puede confiar en que mamá y/o papá estará ahí, entonces poco a poco dejará de contarle sus secretos, de hablarle para pedir ayuda, de acercarse para buscar su guía, de querer agradarle, de querer estar cerca de él o ella.
Y si, como lo platicamos al principio, hay muchas posibilidades de que ese niño o niña sobreviva, pero el camino que transitará seguramente tendrá muchos más obstáculos y desviaciones. Recordemos también que aprendemos a relacionarnos con el mundo exterior justamente desde cómo nos relacionamos con papá y/o mamá. Sentirnos separados, deja huellas profundas en nuestras historias de crianza que tendrán un impacto real en nuestra vida y en las relaciones futuras.
Ningún papá/mamá es perfecto, todos tenemos una serie de deficiencias que vienen de nuestras propias historias, pero si logramos reconocerlas, ponerlas en la mesa, trabajarlas, llorarlas, entonces tal vez podemos crear mejores espacios y condiciones para nuestros propios hijos. Es nuestra responsabilidad.
Neufeld, G y Maté G. (2008). Regreso al Vínculo Familiar. México: Haras Press
M.Ed. Ma Esther Cortés
Asesoría en Educación y Crianza /Facilitador Autorizado Instituto Neufeld/ Facilitador Registrado Curso de Círculo de Seguridad para Padres
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