Cuando el niño es pequeño, hay que apapacharlo, llenarlo de abrazos, besos y caricias. Saber que sus padres lo aman, le dará el sentimiento de seguridad y de confianza que son tan importantes para su vida.
A medida que los hijos crecen, también necesitarán que se les demuestre, amor cariño y aprecio, además que se les aliente en sus esfuerzos, se les reconozcan sus triunfos y que se valore sus opiniones. De esta forma llegará a ser un adulto con plena confianza en si mismo y ser capaz de conducirse como un ser independiente, pero lo más importante… lleno de temple.
En todas las edades, dedícale un elogio, una palabra de aliento, y sobre todo nunca pierdas la oportunidad de demostrarle lo mucho que lo quieres.
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