El oro es un metal que ha acompañado al ser humano desde los tiempos más remotos y al que siempre se le ha adjudicado enorme valor. Tanto así, que es el primer elemento que se menciona en el libro de Génesis en la Biblia.
Este hermoso metal ha sido utilizado para simbolizar poder, riqueza y, sobre todo, transmitir sentimientos intensos. Una forma de demostrar amor entre los pobladores de la antigüedad era dar como dote grandes cantidades del metal precioso o regalar a la mujer amada joyas de inmenso valor. De hecho, una de las tradiciones que conservamos hasta nuestros días es el uso de argollas matrimoniales fabricadas con oro. Esta costumbre comenzó a practicarse hace cinco mil años en Egipto.
La forma circular del anillo simboliza una unión imperecedera. Posteriormente, se empezó a portar en el tercer dedo de la mano izquierda porque los médicos griegos del siglo III afirmaban que esta parte del cuerpo estaba recorrida por una vena de amor que llegaba directamente a los ventrículos del corazón. No obstante, lo importante era llevar alrededor del dedo una argolla de oro, símbolo indiscutible de lo auténtico del sentimiento.
