En el año de 1743, algunos investigadores alemanes dieron exhibiciones públicas para mostrar el uso de los primeros generadores eléctricos. Es una demostración se escogió a una atractiva joven y se le suspendió mediante cuerdas de seda que estaban conectadas a uno de estos aparatos. Se invitó a varios jóvenes a tomarle la mano o a darle un beso, si lo deseaban. Gustosos varios voluntarios se acercaron a la bella mujer, pero en lugar de llevarse una grata sorpresa, recibieron una descarga eléctrica.
Dos años más tarde en Francia, otro científico formó una hilera de 700 monjes y les pidió que se tomaran de la mano, después de que el primero de ellos recibió la descarga de un condensador eléctrico, todos dieron un salto exactamente al mismo tiempo ante los ojos estupefactos del rey de Francia, Luis XV.
