La nutrición es uno de los fenómenos ligados a la salud donde más se encuentra su interrelación con los procesos sociales. Se plantean y presentan problemas socioeconómicos desde la producción hasta el consumo de los alimentos, afectando a diversos sectores de clases en grados que van de mala nutrición hasta desnutrición.
Además de la elevada mortalidad infantil a que da lugar, la mala alimentación expresa sus consecuencias en el deterioro del crecimiento y el desarrollo, tanto físico como mental, de los niños.
Algunos indicadores sencillos y objetivos de estos procesos, como la talla (estatura) y el peso, resultan muy elocuentes. La desnutrición empieza con una madre gestante que no se alimenta bien, y quienes sobreviven a una deficiente gestación, difícilmente se recuperan en las fases siguientes. Ya que según estudios hay demasiados niños que no tienen peso y estatura normales.
Mientras que, en los países desarrollados, la estatura promedio va en aumento, en sectores marginados, no sólo permanece estacionaria; sino que, en algunos casos, muestra una disminución.
En medio de enormes desigualdades socioeconómicas y culturales, en la distribución y el consumo de lo que se produce y de lo que se importa, los fenómenos de la alimentación adquieren una importancia de primer orden en una sociedad que no está cien por ciento nutrida.